martes, 4 de noviembre de 2014

6ta historia: "Luisa".

Buenas buenas compañeros del blog!. Espero que hayan tenido un buen dia. Como costumbre, pido disculpas por escribir tan poco. Se acerca el fin de año y las tareas escolares y el estudio se me enciman y no me dejan ni respirar. Bueno muchos me entenderán.

El día de hoy traigo una pequeña historia de terror para ustedes. La historia es corta porque esta diseñada con este formato para la revista escolar que se hace anualmente en la escuela a la que asisto. Este es mi aporte a la misma y bueno, decidí compartirlos con ustedes, seguidores del Rincón! c:

Disfrútenla. Se recomienda leer de noche.



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LUISA

Un esqueleto, apodado “Luisa” por los alumnos, era un instrumento esencial en la clase de biología. Se apodaba así porque, según parecía, en un pasado había pertenecido a una mujer quien fue brutalmente asesinada a las orillas de un lago hace mucho tiempo atrás. Para los demás, hoy no era más que un costal de huesos insignificante. Pero ese esqueleto contenía un terrible pasado, el cual hasta ahora nadie se imaginaba. Era una mañana gris en ese día martes. Luis, Guillermo y Alberto eran un grupo de alumnos, muy amigos, y fieles seguidores de los problemas. Aunque eran buenos estudiantes, casi siempre estaban metidos en embrollos. La curiosidad los alentaba a todo.
Esa mañana, como todo día martes, correspondía la clase de biología. La clase comenzó como cualquier otro día. Esta vez la profesora iba a enseñarles partes del esqueleto humano y sus respectivas importancias. Por lo cual el esqueleto Luisa tuvo que hacerse presente. Guillermo admiraba el esqueleto, y locas ideas graciosas, por así decirlo, se le venían a la mente. Entre cuchicheo se las comunicó a sus dos amigos y juntos reían. Atrajeron la atención de la profesora, la cual los reprendió a los tres.
Esa tarde, en la jornada complementaria, el costal de huesos había quedado en el aula. El grupo de alumnos habían ido a la sala de computación para realizar un trabajo de ciencias sociales, pero el trío dinámico se separó del resto y regresaron al salón. La tarde estaba oscura, ya que se avecinaba una tormenta. Los 3 ingresaron al curso y encendieron la luz. Cerraron la puerta y abrieron la casilla que protegía al esqueleto. No se dieron tiempo a esperar y con un par de marcadores dibujaron garabatos y atrocidades sobre sus partes.
Fue entonces cuando el esqueleto comenzó a temblar. Nadie sabe como, ni por qué. Pero así fue. Y al moverse mucho, cayó al suelo. Los sustos de los 3 muchachos acabaron en gritos que resonaron por todo el salón. Corrieron, hacia la salida, pero la puerta se había trancado. Las luces se habían apagado. Y como las ventanas tenían rejas, no había forma de escapar de semejante destino aterrador. Ahí estaba, entonces, el esqueleto se había puesto de pie. Los alumnos se aprisionaron en la esquina del salón y rogaban que algo milagroso pasara. Pero nada sucedió. Y cuando por fin alguien había escuchado los gritos de horror, ya era demasiado tarde. El mal que poseía a ese esqueleto ya había cumplido su tarea.
La luz se hallaba encendida para ese entonces. Alguien alcanzó a ver por la puerta la perturbadora escena, que quizá nunca en su vida podría olvidar jamas. Era la portera, la señora Maite, quien había estado trabajando hasta mas tarde. Corrió, pero, ¿qué tan lejos se puede mantener la cordura después de ver semejante escena de horror?. Llegó a la sala de computación, solo alcanzó a murmurarle a la profesora unas palabras que aludían a “un incidente atroz ocurrido en el curso”. Y esas fueron sus ultimas palabras. En un ataque de locura, presión arterial o ataque cardíaco, quien sabe, Maite cayó muerta frente a los demás.
La profesora, indignada, corrió, gritando y expresando su temor en palabras. Llegó al curso. La puerta mágicamente estaba abierta. Y ahí estaban. Los 3 alumnos que siempre les había generado problemas y enojos, los alumnos problemáticos y bromistas, hoy estaban destrozados y despedazados al azar por todo el aula. Donde su sangre yacía desparramada por gran parte de las paredes de la habitación y algunos de sus órganos se hallaban colgados del ventilador de techo, el cual aun giraba lentamente.
El esqueleto estaba en su cubículo de vidrio, donde siempre había estado. Pero muchas gotas de sangre caían por sus extremidades. La profesora lo observó detenidamente, entró al aula, sola… Pero en un instante, el costal de huesos giró su cráneo con lentitud, mostrando odio en su rostro…
El susto fue tal que, junto a la portera, la profesora también fue enterrada ese día.
El salón fue cerrado con llave, y la escuela fue clausurada. Hoy es una edificación abandonada y en ruinas que, a pesar de estar abierta para aquellos cazadores de fantasmas y considerando que Luisa fue encerrada bajo llave, nadie se atreve ni siquiera a acercarse al lugar…



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Espero que les haya gustado la historia. No olviden compartir con sus amigos :D

Saludos y hasta la próxima!

Brian Tomas Villalba