El día de hoy traigo una pequeña historia de terror para ustedes. La historia es corta porque esta diseñada con este formato para la revista escolar que se hace anualmente en la escuela a la que asisto. Este es mi aporte a la misma y bueno, decidí compartirlos con ustedes, seguidores del Rincón! c:
Disfrútenla. Se recomienda leer de noche.
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LUISA
Un esqueleto, apodado “Luisa” por los alumnos, era un
instrumento esencial en la clase de biología. Se apodaba así porque, según
parecía, en un pasado había pertenecido a una mujer quien fue brutalmente
asesinada a las orillas de un lago hace mucho tiempo atrás. Para los demás, hoy
no era más que un costal de huesos insignificante. Pero ese esqueleto contenía
un terrible pasado, el cual hasta ahora nadie se imaginaba. Era una mañana gris
en ese día martes. Luis, Guillermo y Alberto eran un grupo de alumnos, muy
amigos, y fieles seguidores de los problemas. Aunque eran buenos estudiantes,
casi siempre estaban metidos en embrollos. La curiosidad los alentaba a todo.
Esa mañana,
como todo día martes, correspondía la clase de biología. La clase comenzó como
cualquier otro día. Esta vez la profesora iba a enseñarles partes del esqueleto
humano y sus respectivas importancias. Por lo cual el esqueleto Luisa tuvo que
hacerse presente. Guillermo admiraba el esqueleto, y locas ideas graciosas, por
así decirlo, se le venían a la mente. Entre cuchicheo se las comunicó a sus
dos amigos y juntos reían. Atrajeron la atención de la profesora, la cual los reprendió
a los tres.
Esa tarde, en la jornada
complementaria, el costal de huesos había quedado en el aula. El grupo de
alumnos habían ido a la sala de computación para realizar un trabajo de
ciencias sociales, pero el trío dinámico se separó del resto y regresaron al
salón. La tarde estaba oscura, ya que se avecinaba una tormenta. Los 3
ingresaron al curso y encendieron la luz. Cerraron la puerta y abrieron la
casilla que protegía al esqueleto. No se dieron tiempo a esperar y con un par
de marcadores dibujaron garabatos y atrocidades sobre sus partes.
Fue entonces cuando el esqueleto
comenzó a temblar. Nadie sabe como, ni por qué. Pero así fue. Y al moverse
mucho, cayó al suelo. Los sustos de los 3 muchachos acabaron en gritos que
resonaron por todo el salón. Corrieron, hacia la salida, pero la puerta se
había trancado. Las luces se habían apagado. Y como las ventanas tenían rejas,
no había forma de escapar de semejante destino aterrador. Ahí estaba, entonces,
el esqueleto se había puesto de pie. Los alumnos se aprisionaron en la esquina
del salón y rogaban que algo milagroso pasara. Pero nada sucedió. Y cuando por
fin alguien había escuchado los gritos de horror, ya era demasiado tarde. El
mal que poseía a ese esqueleto ya había cumplido su tarea.
La luz se hallaba encendida para ese
entonces. Alguien alcanzó a ver por la puerta la perturbadora escena, que quizá
nunca en su vida podría olvidar jamas. Era la portera, la señora Maite, quien
había estado trabajando hasta mas tarde. Corrió, pero, ¿qué tan lejos se puede
mantener la cordura después de ver semejante escena de horror?. Llegó a la sala
de computación, solo alcanzó a murmurarle a la profesora unas palabras que
aludían a “un incidente atroz ocurrido en el curso”. Y esas fueron sus ultimas
palabras. En un ataque de locura, presión arterial o ataque cardíaco, quien
sabe, Maite cayó muerta frente a los demás.
La profesora, indignada, corrió,
gritando y expresando su temor en palabras. Llegó al curso. La puerta
mágicamente estaba abierta. Y ahí estaban. Los 3 alumnos que siempre les había
generado problemas y enojos, los alumnos problemáticos y bromistas, hoy estaban
destrozados y despedazados al azar por todo el aula. Donde su sangre yacía
desparramada por gran parte de las paredes de la habitación y algunos de sus
órganos se hallaban colgados del ventilador de techo, el cual aun giraba
lentamente.
El esqueleto estaba en su cubículo
de vidrio, donde siempre había estado. Pero muchas gotas de sangre caían por sus
extremidades. La profesora lo observó detenidamente, entró al aula, sola… Pero
en un instante, el costal de huesos giró su cráneo con lentitud, mostrando odio
en su rostro…
El susto fue tal que, junto a la
portera, la profesora también fue enterrada ese día.
El salón fue cerrado con llave, y la
escuela fue clausurada. Hoy es una edificación abandonada y en ruinas que, a
pesar de estar abierta para aquellos cazadores de fantasmas y considerando que
Luisa fue encerrada bajo llave, nadie se atreve ni siquiera a acercarse al
lugar…
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Espero que les haya gustado la historia. No olviden compartir con sus amigos :D
Saludos y hasta la próxima!